Sus ojos, del color de la esperanza,
su corazón, no le cabe en el pecho,
es un buen amigo, de confianza,
es un hombre cabal, hecho y derecho.
No pierde su preciosa sonrisa
es más, te anima con cualquier broma,
al igual que esa ligera brisa
te refresca al llegar la aurora.
Con toda la vida por delante,
un trabajo, su amor y familia,
aquella mañana al levantarse
entendió que todo cambiaría.
Anduvo de médico en médico,
no daban con lo que sucedía,
tras meses, ¡un cáncer genético!,
¡Síndrome de Cowden!, le decían.
¿Cómo se lo cuento a mi familia,
para no asustarles, si lo estoy yo?.
Paco lloraba y no sabía
cómo afrontar esa situación.
Mas como el hombre creyente que es,
puso su vida en manos de Dios,
y demostrando así su gran valor
encaró su enfermedad, sin desdén.
En su familia halló, al igual que siempre,
el amor de su hermana y de sus padres,
y el de su pareja, tan importante,
con su gran apoyo al miedo vence.
Los médicos no le dan esperanzas,
Paco no se quiere hacer ilusiones,
pero un día recibe una llamada
que acelera, a todos, sus corazones.
En Estados Unidos de América,
existe un tratamiento experimental,
"Paco, has de ir", su familia le alienta,
"comencemos a organizar un plan".
Después de unos meses y poco dormir,
Paco está listo para coger el avión,
toda su familia le va a despedir,
salvo su madre, no quiere decirle adiós.
Esa madrugada suena el teléfono móvil,
Paco se extraña al ver que es su pareja,
con gran dolor, le dice que le deja,
ha permitido que el miedo la venza
no se siente preparada para verle morir.
Su gran amor, el que era para siempre,
le rompe el corazón antes de partir.
Paco pasa meses muy duros de pruebas,
se siente muy solo, apenas sin fuerzas,
el idioma es otra de las barreras
que en Estados Unidos se encuentra,
aunque tiene a una intérprete
que se convierte en su mano derecha.
Pero al ser un tratamiento experimental,
su mejoría no le sale barato,
poco a poco, el dinero se ha acabado
y a Paco sólo le queda regresar,
con la esperanza de que, en un tiempo,
con ayuda, más dinero recaudar,
y así continuar con el tratamiento
que haga posible su vida al fin salvar.
Y a día de hoy, su familia, amigos,
e incluso gente que no le conocía,
de toda España y del mundo entero,
intentamos aportar nuestro granito,
no es tarea fácil, desde aquí os lo digo,
porque Paco sólo tiene un enemigo,
el dichoso tiempo que en su contra juega,
pero seguimos luchando, con ahínco,
sabemos que, Paco, ganará esta guerra.
Cuando derrotes al Síndrome de Cowden,
prometo escribirte otra poesía,
pero, de momento, vaya por delante
ésta que te prometí, te la debía.
Paco, desde estos versos, mi buen amigo,
pido que no tires nunca la toalla,
alégranos con tu blanca sonrisa
y tus ojos color esmeralda,
eres buen padre, hermano e hijo,
y sé, que a ti, un cáncer no te gana.
Recuerda siempre lo que aquí te pido,
y en esos momentos de dudas y de bajón,
vente arriba,respira y saca bríos
que sabemos que ya naciste campeón.
Te envío muchos besos y mi cariño,
y estos humildes versos, desde el corazón.
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