Esta semana ha sido noticia la entrevista de Carlos Alsina, en ONDA CERO, a Mariano Rajoy y no sólo porque haya descendido de su "pedestal de plasma" y se esté mostrando más cercano, ( hemos de asumir que la pre-campaña electoral de las Generales ha comenzado), si no porque ha dado innumerables muestras de su ineptitud y necedad, una vez más y van..., algo ya por todos conocidas pues se había retratado anteriormente en diversos actos a lo largo de su carrera política, sobre todo en los últimos tiempos desde que llegó a la Moncloa.
Es vergonzoso que un Presidente de Gobierno de la C. E. E. no conozca la normativa Europea, la legislación laboral, ni siquiera, su propia Constitución. Porque hasta lo de que necesite una traductora a la hora de conversar con dirigentes de otros países que utilizan el inglés para comunicarse, podría pasarse por alto si se me apura, (siendo como es, hoy en día, uno de los idiomas más utilizados en el mundo), pero que un Licenciado en Derecho, Registrador de la Propiedad, (sigue manteniendo su plaza en Santa Pola, Alicante, en excedencia eso sí, pero por la cual se ha embolsado "presuntamente" 20 millones de euros, lo que dio motivo a que el abogado José Luis Mazón, en representación del partido Soberanía de la
Democracia, presentase una denuncia ante la Oficina de Conflicto de Intereses), y Legislador, no tenga ni idea de temas que debería dominar por ser inherentes a sus titulaciones y cargo actual.
Queda patente que, al igual que sucediera con Ana Botella, (Ex- Alcaldesa de Madrid, quien nos dejó momentos inolvidables durante su mandato), el Sr. Rajoy hace bien en no conceder entrevistas, ni ser proclive a hablar en público, salvo lo imprescindible porque así lo impongan las circunstancias en momentos muy concretos pues, además de confirmarnos lo que todos siempre hemos sabido, nos encoleriza cuando vemos los miles de euros desperdiciados en Consejeros, Directores de imagen, de campañas, etc, etc..., que revolotean a su alrededor para darle las cosas "ya mascadas" a la hora de enfrentarse, por cualquier medio, ante los ciudadanos, pues cada vez que abre la boca queda más desprestigiado y sube el pan. ¡Y no digamos cuando lleva los papelitos escritos por él mismo, y ni siquiera entiende su propia letra...!
Esta mañana, en una entrevista concedida por el Sr, Monedero a "Las Mañanas de CUATRO", éste ha comentado algo que la mayoría pensamos: que todo el alboroto, el miedo que quieren hacer sentir a los ciudadanos catalanes si se independizan de España, (¡cuando es España la que necesita de Catalunya y no al revés!), es tan sólo una cortina de humo para desviar nuestra atención de los aberrantes casos de corrupción, tema del que presuntamente entienden bastante muchos de los integrantes del Partido Popular, del paro, de los desahucios, de las cuotas de acogidas de asilados, de la sanidad, educación, del 21% del I.V.A. y tantos y tantos problemas importantes que tiene nuestro país y son merecedores de una pronta solución.
Teniendo en cuenta todo lo dicho, parece evidente que cualquier hijo de vecino es más apto para estar al frente de nuestro gobierno, que el propio Sr. Rajoy. Hoy en día se ha convertido, no sin motivo, en una vulgar imitación de sí mismo. Pienso que es mucho más saludable para nosotros que, durante el tiempo que le queda al frente de la presidencia del gobierno, se mantenga en su Palacio intentando aprender inglés, haciendo footing por sus jardines y, si por motivo excepcional ha de hacer alguna alocución, que no cambie su modus operandi y continúe apareciendo a través de la pantalla de plasma, a ser posible con un guión bien aprendido, escrito por ordenador, y lo más breve posible, de esa manera quizá consiga seguir convenciendo a sus "fans" para que tenga algún voto en diciembre y, a la vez no, se nos revuelvan las vísceras al escucharle soltar perlas tan fantásticas como en el caso de: "Un plato es un plato y un vaso es un vaso", "De lo dicho nada es verdad, salvo alguna cosa", "Los catalanes hacen cosas"....
Me lo puedo imaginar, sentado con Ana Botella en alguno de los porches que debe tener La Moncloa, en plena disquisición sobre vajilla y frutas que, parafraseándole, "no conduce a ninguna parte".
No se nos olvide que para lo realmente importante, dispone de un nutrido equipo entre quienes se encuentra su director de campaña, que es el que le dirige y a quien obedece sin rechistar porque "sólo es un mero mandado".
En fin, casi que voy a dejarlo aquí y espero que no llegue a enterarse de este artículo, pues conociendo su carácter, seguramente me diría al sentirse acorralado y tenso: " Cállese, usted no es mi director de campaña".
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