Buenas noches, nuestro querido ángel,
quería escribirte sólo unas líneas para enviarte, a través de la vía láctea, todo el cariño que sabes te profesamos todos los que tuvimos la inmensa fortuna de conocerte.
Sé que sigues tu viaje eterno, ese que comenzaste hace ya tres años y siete meses, y que desde donde te encuentres en cada momento, observas los cambios que se han ido sucediendo en todo este tiempo desde tu partida.
¡Qué decirte que no sepas, si desde ahí arriba todo lo ves...!
Sabrás que tu preciosa sobrina Sophie, (que el día 10 del pasado mes de enero, fecha también del cumpleaños de tu padre, ya lleva recorrido un año de su vida), ha dado hoy sus primeros pasos sola, y no dudes de que lo ha hecho como regalo hacia ti, hacia su querido tío Sebastián, que vela cada noche sus sueños y los del resto de la familia.
Por cierto, ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! Te seguimos sintiendo con nosotros, porque sigues vivo en nuestros corazones, y así será siempre.
Cada noche, tu estrella brilla con más fulgor, y nos iluminas en nuestra oscuridad, haces que nos sintamos mucho mejor sabiendo que nos proteges y cuidas de cada uno de nosotros.
Sólo darte las Gracias por haber sido un ejemplo para todos, y habernos enseñado a que no hay que rendirse nunca, que hay que luchar día a día por perseguir nuestros sueños, con todas nuestras fuerzas y saber hacerlo con mucha ilusión, con gran dignidad y educación.
Me despido ya, Sebastián, nuevamente ¡GRACIAS! por haber compartido tanto con nosotros y habernos marcado el camino para ser mejores seres humanos.
Buenas noches, querido ángel nuestro.
Bon voyage!
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